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Aunque es importante que se visibilicen por todos los medios las formas de opresión y discriminación hacia las mujeres, urge analizar la compleja relación entre feminismo y capitalismo, en particular, dada la asombrosa capacidad del sistema capitalista de reinventarse en momentos de crisis, adaptando los imaginarios culturales que lo sostienen. Con la Revolución Industrial, cambia la estructura social: se generaliza el trabajo asalariado, profundizando la división entre el trabajo productivo remunerado y el trabajo reproductivo, asumido principalmente por mujeres y relegado a segundo plano. Es así como la primera ola feminista occidental lucha principalmente por el derecho al voto y a la propiedad, pero también a la educación, al divorcio y a derechos laborales. El capitalismo de ese período es uno de libre mercado, donde los Estados intervienen y redistribuyen muy poco, dando lugar a una de las fases de mayor explotación laboral y desigualdad social del capitalismo moderno en Europa y Norteamérica. Bajo estas condiciones, la lucha obrera, el marxismo y el anarquismo prosperan, y surge un feminismo anti-capitalista ligado a estas revoluciones. Es en este contexto que surgen los movimientos contra-culturales y emancipadores de los años 60 y 70, y con éstos la segunda ola del feminismo. Las condiciones de vida en Occidente mejoran notablemente, sin embargo, este capitalismo empieza a ser percibido como paternalista y rígido, el trabajo industrial como repetitivo, poco creativo y deshumanizante, y los roles sociales claramente demarcados como restrictivos.

Marilé Andrade dio a conocer algunos detalles del amor que vivieron ambas actrices

Época un niña inquieta y curiosa, que disfrutaba de conocer siempre lugares nuevos y, sin saberlo, de desafiar a sus padres. Ese deseo se fue intensificando con el paso del tiempo, y ella se las ingenió para salir de Madrid una y otra vez, con excusas que iban desde un intercambio estudiantil en Chicago, Estados Unidos, hasta una beca en Montpellier, Francia. El periodismo la llevó después a conectarse con otra de sus debilidades: la cocina. Me voy a comer al mundo, ciclo que por estos lares es emitido por El Gourmet, se encuentra en plena obtención de su tercera temporada. Y esa fue la excusa perfecta para que esta española de 31 años visite por primera vez Buenos Aires y sume a la capital argentina a la larga lista de ciudades que ha recorrido: desde Estocolmo, Lima y Tokio hasta Nueva Delhi, Los Angeles, Dubai y Río de Janeiro.

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