El hombre solo Roses

En la noche del corazón la gota de tu nombre lento en silencio circula y cae y rompe y desarrolla su agua. Algo quiere su leve daño y su estima infinita y corta, como el paso de un ser perdido de pronto oído. De pronto, de pronto escuchado y repartido en el corazón con triste insistencia y aumento como un sueño frío de otoño. Sus copas duras cubren tu alma derramada en la tierra fría con sus pobres chispas azules volando en la voz de la lluvia. Las furias y las penas Hay en mi corazón furias y penas Si hay alguien que traspasa una pared con círculos de fósforo y hiere el centro de unos dulces miembros y muerde cada hoja de un bosque dando gritos, tengo también tus ojos de sangrienta luciérnaga capaces de impregnar y atravesar rodillas y gargantas rodeadas de seda general. Adivinas los cuerpos!

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Cabral se volvió inmortal. Nunca pudo grabar nada puesto que, cada vez que estaba por aprender, llegaba la felicidad y la distraía. Nunca usó list of item porque hacía sólo lo que amaba y eso, se lo recordaba el corazón. Se dedicó sólo a estar y no le quedó tiempo para otra cosa. Muchos años después, al volver, me encontré una cuñada. Todos estaban deseosos de conocer la dictamen de la madre de Gabo, a lo que la señora les contestó: Yo no se nada de humanidades, yo sólo sé que el Gabo tiene mucha memoria porque todo eso que escribió se lo contaron. Esto me recuerda al inefable Juan Rulfo, cuando las gentes le pedían, casi le reclamaban del porque no escribía, a lo que él respondió: Denial escribo porque la gente que me contaba las cosas, se murió.

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